“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” Lucas 24:49.

Con este pasaje, el Pastor Juan Sebastián Rodríguez dio apertura a la primera conferencia del Congreso Mundial de Avivamiento 2017. En la cual nos compartió acerca de la labor que como siervos de Dios tenemos: Saber y entender que es ser investido y por otra parte clamar por el poder sobrenatural de Dios.

Ser revestido es volverse a vestir, es ser inundado con un traje que no tienes y aunque tal vez no lo veas, tiene poder.

David entendía que su fuerza no estaba en armas de guerra, que su fortaleza no estaba en armaduras que otros ejércitos usarían, sabía que la estrategia de guerra no le daría la victoria. Él había crecido con el conocimiento que Dios le había dado, que su destreza sería con la armadura que él usaba, y aunque tal vez fuera la más ridícula para un gigante, era la más poderosa para Dios, porque sabía que su fortaleza venía de Jehová de los ejércitos. “David vivía en lo sobrenatural de Dios”.

Una cosa es saber que Dios es sobrenatural, otra es saber que Dios que es sobrenatural hace cosas sobrenaturales, pero otra muy diferente es caminar y vivir en lo sobrenatural. Entender que aunque la dificultad se presente, el tormento venga y los momentos de presión se levanten, algo mejor estará a punto de suceder; saber y esperar que en todo momento algo sobrenatural de Dios puede surgir.

Debes saber que nuestro entorno clama y gime porque ese poder sobrenatural acontezca, pues en medio de esa ruina, escases, inmoralidad, violencia, santerismo o cualquier situación que veas a tu al rededor, dos cosas pueden suceder, y no es posible una tercera, estas son:

  1. Te devastas, te deprimes y entonces vence Satanás con su fuerza, o
  2. Te sacudes de esa realidad, de ese tormento, de esas voces que vienen a tu cabeza, de esa imposibilidad y le crees al Señor porque algo sobrenatural puede suceder.

Saliendo de esa devastación:

  1. Verás la multiplicación y la bendición lloverá sobre tu vida de una manera que sobre y abunde.
  2. Caminarás como viendo al invisible, no sobre el piso de la realidad, sino de la confianza.
  3. Podrás vivir una travesía llena del poder y la manifestación de Dios. Verás milagros, sanidades, abundancia en todo y la gloria de Dios caerá en tu nación.

La gran victoria la tendrás, cuando entiendes que tu realidad no es la que estás viviendo, sino la realidad del Espíritu:

Si quieres ver un cambio en tu situación, es tiempo de que dejes de quejarte y comiences a amar tu realidad: