Amparo tenía muchos vacíos en su alma, anidaba heridas y esperaba ser acogida abrazada y sanada por el Señor, a quien hacía ocho años había dejado de lado, para ir tras el mundo oscuro donde muchas trabajadoras sexuales, deben someterse a una vida que ellas no quieren llevar.

Inducida desde hacía ocho años por el padre de su hijo, llegó Amparo al mundo de la prostitución, donde no quería estar, “me despertaba cada día y le decía al Señor, sácame de este lugar, en ocasiones pensaba ¡Basta! , era demasiado complicado cargar el peso del dolor, rencor, experimentar la angustia de pensar en que me pasara algo malo, porque tenía 2 hijos pequeños por los cuales velar, era sentir desespero de pensar que me tenía que levantar y enfrentar otro día más que se hacía eterno”- sostuvo Amparo-
El llegar a casa era su refugio, de su corazón florecía un amor dulce para con sus hijos y se convertía en niña junto a ellos.

Llegó el momento en que se separó del papá de su hijo y comenzó una nueva relación con Andrés, un hombre que descubre su condición, pero que decide amarla.

“Mi vida emocional era inestable, no creía en los hombres y me costaba trabajo llevar una nueva relación porque mi corazón estaba roto y con la autoestima por el piso” –agregó Amparo-
Pese a que estaba perdida, le seguía clamando al Señor que la sacara de allí y luego pensaba que Dios no la escucharía.

Llega una difícil situación para Amparo, pues su madre muere y es ahí donde ella reacciona, toma la decisión radical por no volver a su labor diaria pase lo que pase, y sostiene:” fue una decisión difícil porque le estaba quitando el dominio a satanás que tenía sobre mi vida, pero estaba decidida a hacerlo pasara lo que pasara.

Decide contarle a su pareja acerca de ese secreto que ella con vergüenza guardaba, pero él ya estaba enterado y es ahí donde le brinda un hogar a ella con sus pequeñitos, le dijo que la amaba y que no recordaría su pasado porque ella valía mucho.

Pasaron procesos difíciles, pues él también llevaba una vida desordenada, pero su hermana le invitó a Avivamiento, donde la vida de Andrés fue transformada y fue así como Dios le usó para traer a su esposa a este lugar; ella al comienzo se resistía, pero decidió asistir por obediencia y Dios comenzó a cautivar su corazón a través de cada palabra que salía de nuestros pastores, “Cada promesa era magnífica y después no me quería ir “sostuvo.

El cambio fue radical para todos como familia, su esposo es el sacerdote, proveedor de la casa, ella se dedica a los niños y su mayor anhelo es poder rescatar para el Señor a muchas mujeres que están en esa condición que ella un día estuvo.