Cuando enfrentas situaciones en las cuales el caos es inminente y en lo natural, no hay nada que puedas hacer para cambiar las circunstancias a tu favor, debes saber que con Dios es diferente. Él te dice hoy como a Jairo en Marcos 5:36 “No temas, cree solamente”.
Si temes no cambiará tu situación, pero si crees en Dios, tendrás una opción. A continuación, te presento tres aspectos sorprendentes de la fe que quizás no conocías:
· La fe no se detiene: Al igual que Jairo, cuya hija yacía enferma, la fe no se detiene ante el temor o la adversidad. A pesar de las circunstancias desfavorables, Jairo se acercó a Jesús con la firme convicción de que Él tenía el poder para obrar un milagro. Así también, en nuestras vidas, la fe nos impulsa a seguir adelante, confiando en que Dios tiene el control y que nada puede detener su poder transformador. (Marcos 5:36)
· La fe no oye voces extrañas: En nuestra búsqueda de un milagro, es crucial filtrar las voces que intentan sembrar dudas y desánimo en nuestros corazones. Las tradiciones religiosas, los comentarios negativos y las opiniones pesimistas pueden socavar nuestra fe si permitimos que penetren en nuestro ser. Sin embargo, la fe auténtica se aferra a la promesa de Dios y no presta oídos a las voces extrañas que intentan desviarla del camino hacia el milagro.
· La fe pasa por encima de todo obstáculo: En la carrera hacia el milagro, nos enfrentaremos a diversos obstáculos que intentarán detener nuestro avance. Sin embargo, la fe verdadera nos capacita para superar cualquier desafío con valentía y determinación. Así como Jairo saltó por encima de su posición social y desafió las tradiciones religiosas para buscar la ayuda de Jesús, nosotros también podemos superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino hacia el milagro. (1 de Juan 5:4)
Finalmente, debes saber que siempre en la carrera por un milagro vamos a tener que enfrentar dificultades, pero hay que perseverar, hay que batallar hasta vencer. No te rindas, pues si crees en Dios tendrás una opción. Dile hoy al Señor: “Voy a creer, no me voy a detener ni voy a oír voces extrañas, por encima de toda oposición, hoy decido confiar y descansar en ti. En el nombre de Jesús. Amén”.