¿Sabes cuántas veces nos quedamos dando vueltas en el mismo monte, esperando que algo cambie, cuando Dios ya nos dijo “entren y posean”? Así le dijo el Señor a Israel en Deuteronomio 1:6-8: “Habéis estado bastante tiempo en este monte... Mirad, yo os he entregado la tierra. Entrad y poseedla”.

Ese mismo llamado resuena hoy para ti y para mí. No se trata de esperar que todo esté perfecto, sino de tomar decisiones que nos saquen del desierto y nos lleven al territorio de la promesa.

Aquí te comparto tres decisiones que debes tomar para ver la bendición de Dios manifestarse en tu vida:

1. Decide avanzar

Hay un punto en el camino donde ya no se trata de sobrevivir del maná diario, sino de conquistar la tierra que fluye leche y miel. El desierto fue una escuela, pero no tu destino.

Cuando decides avanzar, Dios abre el Jordán, derriba muros y te muestra que los milagros comienzan justo después de dar el paso. No esperes sentirte listo: decide entrar y verás cómo Él pelea por ti.

2. Decide confiar solo en Dios

Hubo un momento en que esperábamos ayuda humana, un “empujón” que nunca llegaba, hasta que el Señor nos habló con Jeremías 17: “Maldito el hombre que confía en el hombre... Bendito el que confía en Jehová”.

Ahí entendí que mi provisión no dependía de nadie más que de Él. Cuando confías de verdad, incluso en medio de la sequía, no te faltará nada. Los cielos se abren para el que pone su esperanza completamente en Dios.

3. Decide perdonar

Muchos no logran entrar a la tierra prometida porque cargan heridas y resentimientos. Pero el perdón no es un sentimiento, es una decisión. Jesús en la cruz dijo: “Padre, perdónalos”.

Cuando tú decides perdonar, algo se rompe en lo espiritual y el cielo se abre sobre tu vida. La bendición retenida empieza a fluir, y experimentas esa libertad que solo el Espíritu Santo puede dar.

Hoy quiero decirte que todo lo que Dios te ha prometido ya está entregado. Las bendiciones, las oportunidades, la restauración... solo esperan que tomes la decisión de entrar.

No postergues más. No digas “mañana”, ni “cuando esté mejor”. Hoy es el día de decirle a Jesús: “Señor, me decido por ti”.

Da ese paso y verás cómo Él te lleva a una tierra donde todo lo que toques prosperará, donde los cielos se abren y la gloria de Dios se manifiesta en tu vida.

¡Entrad y poseed!porque tus promesas ya están listas, solo falta tu decisión.