Si estás en aflicción, tristeza, angustia; o quizás te sientes desanimado o en derrota. Tienes que saber lo que dice la biblia en el Salmo 46:4 “Hay un río, que alegra la ciudad de Dios.”
¿Quién no se alegra cuando Dios hace un milagro, cuando el Señor aumenta sus ingresos, cuando se es libre de una enfermedad, cuando Dios salva a la familia o resucita los sueños? Pues todo esto y muchas cosas más suceden en el Río de Dios.
Así que, si quieres entrar profundo y sumergirte en este Río, debes seguir 4 sencillos pasos, que a continuación vamos a enumerar:
1. Fe. - En Juan 4:1-42, vemos la historia de la mujer samaritana, ella creyó en Jesús, y por causa de su fe fue llevada al pozo. Así mismo es necesario que des este primer paso, creer en Jesús, aceptarlo como tú único y suficiente salvador, y esto te llevará al pozo donde podrás encontrarte con Él.
2. Sed. - Una vez en el pozo, lo siguiente que debes hacer es desearlo a Él con todo tu corazón, pues esto te llevará al Río de Dios. El buen Pastor ha dado la orden para que Su pueblo sea metido en el Río.
Salmo 23:1-2 “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará”.
3. Perseverancia. - Si ya te encuentras en el Río de Dios, debes saber que no es suficiente. Tienes que perseverar en buscarlo, porque entre más grande y persistente sea tu sed, a aguas más profundas te va a llevar el Señor. Así como dice en Ezequiel 47:3-4 “Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos”.
4. Rendición. - Cuando tienes el agua hasta los lomos no debes hacer nada, sólo dejarte llevar. En este nivel ya no tienes el control, sino que el Río te lleva, y si te rindes vas a empezar a ver la Gloria de Dios en todo lo que hagas; ya no habrá maldición, sino multiplicación y abundancia todos los días del año.
No puedes ser un obstinado, pues si te rindes a Su sabiduría, a Su consejo, a Su dirección, a lo que Él diga, a Su decisión; es entonces, cuando vas a ver los milagros más gloriosos, en todas las áreas de tu vida.
Si estás en el río, vas a prosperar solamente; no sabrás lo que es fracaso o tener días malos, pues todo en tu vida será bendición, tras bendición. Si te plantas junto al río, ¡Prepárate! vas a fructificar, vas a avanzar, serás productivo y próspero.
Para terminar, quiero compartir contigo Juan 7:37-39 “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.
A nosotros nos es prometido el Espíritu de Dios, recuerda: el Espíritu de la promesa, es el Río.