En una reunión sin precedentes fuimos bautizados bajo el fuego del Espíritu Santo el pasado martes 29 de agosto. Todas las sedes de Avivamiento, ovejitas online y familias online estuvieron presentes en esta clase de discipulado que transformó nuestros corazones y nuestras vidas por completo.

*“Del Espíritu al espíritu”. *De esta manera nuestros pastores iniciaron enseñándonos que es mediante la fe que recibimos el bautismo del Espíritu Santo, por la fe es que caminamos, por la fe es que recibimos Sus promesas y por la fe es que obtenemos la salvación.

Hay una señal en el pasaje base (1 Samuel 10:1-7) que nuestros pastores utilizaron para explicarnos el bautismo que recibiríamos. Esta señal es interna, hay un cambio en nuestras vidas que es manifestado en todas las áreas.

El día de pentecostés, que es una de las fiestas más grandes de los judíos, vinieron miles a celebrar, pero los discípulos estaban escondidos en el aposento por temor a que los mataran como al Señor. Ellos estando allí esperaban con ansias la promesa. Tenían la profecía de Joel; tenían las palabras de Juan el Bautista que Jesús los bautizaría con el Espíritu Santo y fuego; tenían la promesa de Jesús: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Juan 7:37-39); tenían también la promesa de Hechos 1:4-8*“Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. *De esta forma, ellos estaban esperando el Espíritu de la promesa.

De un momento a otro un estruendo trajo a todo el mundo corriendo al aposento alto, y salieron estos hombres y estaban hablando en otras lenguas, ¡Esta era la señal que tanto habían esperado! Ahora si podían decir: ¡Dios está con nosotros! Después de aquel día, empezaron a predicar, a sanar a los enfermos, a echar fuera los demonios, a avanzar, a prosperar, ¡a conquistar! No hay otra forma de obtener las más grandes conquistas sino bajo el bautismo del Espíritu Santo.

Eso que sucedió con los discípulos y que está consignado en la Palabra de Dios fue lo mismo que vivimos durante esa noche de discipulado. Miles y miles hablando en lenguas, profetizando y siendo renovados bajo la gloriosa presencia de nuestro Mejor Amigo. Ahora tenemos una gran promesa para nuestras vidas: *“Haz lo que tengas a la mano porque Dios está contigo” (1 Samuel 10:7). *

Si quieres revivir todo lo que vivimos el pasado 29 de agosto, puedes hacerlo aquí, dile hoy al Espíritu Santo: ¡Yo quiero ser bautizado con Poder y fuego!