Si has pensado en tirar la toalla y crees que Dios no ha visto todo lo que has llorado mientras esperas sus promesas, Él te dice: sé constante.
La Biblia está llena de hermosas promesas que avivan la fe de nuestro corazón y una de ellas está en Habacuc 2 (NVI): “Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá”. ¡Sí, Él jamás rompe sus promesas!
Dios recoge cada una de tus lágrimas
En el Salmo 56:8 podemos leer que el Señor recoge nuestras lágrimas y las guarda en un frasco. Así que, no creas que todo lo que has llorado tiene poco valor para el Señor; no creas que cuando vives injusticias o hay personas que se han burlado de ti, Dios se hace “de la vista gorda”. ¡Nunca! Él te ama tanto, que aun en las pruebas o mientras esperas el cumplimiento de una o varias promesas, está ahí contigo, te abraza y te recuerda: “Mío eres tú”.
Debes saber algo: en la espera Dios está trabajando lo invisible, aquello que no puedes ver, pero de lo que pronto verás una respuesta mejor de la que esperabas. Ten paciencia, confía en el Señor y sé constante.
¡Busca al Señor en la alegría y en la tristeza!
¿Esperas que Dios te hable? Bueno, Él espera que lo busques porque, así como quieres escuchar su voz, el Señor también quiere escucharte a ti. La oración no solo es un arma poderosa, es el medio que Dios diseñó para que nos comunicáramos con Él. Ten constancia en la espera de las promesas de Dios y en buscar su Presencia.
Ten paciencia, Dios no llega tarde
Llévate esta promesa del Señor a tu corazón: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla, más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”, Salmos 126: 5,6.
Así que, espera en el Señor; tal vez no es lo más sencillo, pero tienes la garantía de que no esperarás en vano. Él no deja en vergüenza a los que en Él confían.