Josué 5:1 “Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel”.

El gran avivador Smith Wigglesworth antes de morir dijo: “Durante las próximas décadas habrá dos movimientos distintos del Espíritu Santo a través de la iglesia. El primer movimiento afectará a cada iglesia que esté abierta a recibir ese gran movimiento y se caracterizará por una restauración del bautismo y de los dones del Espíritu Santo”.

Esto fue en 1947, y durante las siguientes décadas se desató el movimiento carismático que tocó las iglesias de todas las denominaciones: metodistas, bautistas, luteranos, anglicanos, católicos y pentecostales entre otros. Fue un gran mover y el énfasis era el Espíritu Santo y Sus dones, este fue el movimiento de los 60´s y los 70´s.

“El segundo movimiento del Espíritu Santo dará lugar a las personas que salen de las iglesias históricas y la plantación de nuevas iglesias, en la duración de cada uno de estos movimientos las personas que están involucradas dirán: ¡Este es el gran avivamiento!”.

Este segundo movimiento fue como un éxodo de las grandes denominaciones históricas y el nacimiento de las iglesias cristianas independientes como hoy lo vemos en toda América Latina. No son denominacionales como es el caso de Avivamiento y de millones de iglesias en el mundo entero.

“Pero el Señor dice, ese tampoco es el gran Avivamiento, pero ambos darán el paso al Avivamiento. Viene para las iglesias algo que no han visto antes, un encuentro de aquellos con un énfasis en la palabra y un énfasis en el Espíritu. Cuando la palabra y el Espíritu se unen, habrá el mayor movimiento del Espíritu Santo que el mundo haya visto nunca. Marcará el comienzo del Avivamiento que va a eclipsar todo lo que la iglesia ha visto en su historia”.

El Espíritu Santo nos visitó en el año 1993 y hay un gran movimiento del Espíritu en el Avivamiento, pero en los últimos años nos ha puesto a estudiar, a sacar los grados en teología, las maestrías, el doctorado, todos en la iglesia preparándose en las escuelas, en el instituto bíblico, todos preparándonos. Entonces, esto es el comienzo de un cumplimiento: “El Espíritu y la Palabra juntos es lo que necesita la iglesia para ver ese gran Avivamiento”, y la iglesia está despertando a esto. Prepárate porque viene el movimiento más grande visto en la historia de la iglesia.

Cuando una nación de 2 millones de personas, pasan el Jordán, las naciones temían a este pueblo, porque era un pueblo sin cobardía, decidido, guerrero, y quizá se preguntaban ¿quiénes son estos que entran con tal firmeza inquebrantable y sin retroceder? Este es un pueblo entrenado por Dios en el desierto para conquistar la tierra. ¡Esa historia de miles de años atrás es la sombra de las cosas que nosotros veremos!

Estos hombres y mujeres que fueron a la conquista, eran niños en el éxodo, cuando salieron de Egipto eran niños y ahora habían pasado 40 años. El más anciano de ellos no podía superar los 60 años, excepto Josué y Caleb que tenían 80 y 85 años respectivamente, el resto habían muerto en el desierto.

Estos hombres y mujeres que conquistaron, fueron niños que vieron el poder de Dios, no es que oyeron o leyeron del poder de Dios, ellos lo vieron. Estos niños vieron a sus papás gritando angustiados, llenos de miedo y temblando y vieron como Dios sopló, el mar se abrió, y como pasaron corriendo al otro lado del mar Rojo, vieron como Dios peleaba por ellos, vieron como el Ángel de Jehová quitaba las ruedas de los carros egipcios, vieron aplastados a sus enemigos en medio del mar.

Esos niños que conquistaron la tierra prometida, 40 años atrás entendieron que no hay diablo que pueda tocarnos, si Dios está con nosotros.

Vieron la gloria de Dios, habitaron en Su presencia. Por 40 años esa nube de gloria estaba guiándolos. Esos niños tenían al Espíritu de Dios frente a ellos.

Aunque solamente Moisés y los 70 ancianos estaban llenos del Espíritu Santo, estos niños vieron al Espíritu Santo, fueron entrenados por Dios para la conquista.

Estos niños oyeron la palabra de Dios, en columna de nube hablaba con ellos. Recibieron las Escrituras, así que fueron entrenados para la conquista conociendo al Espíritu de Dios y conociendo la palabra de Dios.

Esos niños y jóvenes que fueron creciendo en el desierto vieron llover pan del cielo, aprendieron quién es el proveedor, ellos supieron que no había qué comer, Moisés oró y Dios envió pan del cielo. Ayudaron a recoger el pan, lo llevaron a su casa y vivieron de ese pan por 40 años. Ellos vieron cómo Dios les dio agua de la Roca en el desierto. Aprendieron que Dios es el que suple todas las necesidades. ¡Entrenados para la conquista!

Vieron sus zapatos y trajes crecer, vieron la transferencia de cómo Dios en un solo día le quitó el oro, la plata y los mejores vestidos y se los dio a ellos. Vieron algo que la iglesia tiene que ver en este tiempo: La transferencia. Dios sí quiere bendecirnos, prosperarnos y dar testimonio al mundo de que Él está con Su pueblo.

En ese tiempo esos niños aprendieron a amar la presencia de Dios; hoy en día los niños son fanáticos del fútbol porque ven a sus papás con una camiseta de su equipo frente a un televisor gritando apasionados. Por eso, si fuéramos igual de apasionados por Su gloria, ellos verían que lo amamos, que lo servimos, que nos alegramos en la iglesia; entonces, un día estarán adorando a Dios, sirviendo a Dios, amándolo con todo su corazón, apasionados por Él.

¡Entrenados para conquistar!

Estos niños estaban en la escuela del Espíritu, cuando llegaron a la tierra prometida vieron a sus papás llorar frente a los gigantes y cómo por eso murieron en el desierto. ¿Qué creen que iban ellos a hacer frente a la tierra prometida? Cuando Josué envió dos espías regresaron diciendo: “La tierra es nuestra”. Ellos no iban a llorar como sus papás, ellos frente a Jericó no lloraron, ellos gritaron y conquistaron. No les tenían miedo a los gigantes, los aplastaron, pues son pan comido delante de los hijos de Dios, porque Él estaba con ellos. Tenían una palabra: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”, y tú tienes esa misma promesa.

Ellos sabían quién era su salvación, al punto que Dios le cambió el nombre a Oseas que significa: “Salvación”, por Josué, que significa: “Jehová es salvación”. Él es nuestra salvación.

Es tiempo de traer nuestras familias a la iglesia, porque Dios los va a entrenar para conquistar. Tu familia pondrá los pies sobre sus enemigos: la ruina, la enfermedad, la destrucción del hogar. Así mismo tus hijos van a conocer lo que es la victoria, se van a apoderar de toda la tierra prometida y derrotarán los gigantes.

Esta generación va a avivar la tierra, verán el Avivamiento más grande que jamás la historia haya visto. ¡Entrenados para la guerra y para la conquista!

Empieza a declarar ese tiempo de bendición sobre tu vida, empieza a declarar que tus hijos crecerán en medio de la nube y el fuego, que ellos no verán lo que el mundo ofrece, no verán lo que la sociedad está empujando a que vean, ellos verán la gloria de Dios, verán la presencia de Dios, brillarán bajo la poderosa gloria de Dios. Declara que la mano poderosa de Dios se extiende sobre sus vidas, declara que vas a empezar a ver maravillas obrar en medio nuestro. Todo lo que tus manos toquen va a prosperar. Va a venir sanidad, prosperidad, liberación a nuestro alrededor. La gloria de Dios va a entrar en nuestra nación. ¡Sopla sobre nuestra generación, sopla sobre nuestros hijos Espíritu Santo!