Isaías 55:10-11
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

En el evangelio de Marcos encontramos una famosa historia cuyo protagonista es un gadareno; Jesús venía en una barca con sus discípulos y de repente se desató una terrible tormenta, Jesús reprendió el viento y todo quedó en silencio.

Después de esto fueron a una ciudad llamada Gadara, usualmente cuando Jesús llegaba a una ciudad miles de personas venían para ser sanados, pero en Gadara fue diferente. En esta ciudad había un endemoniado que aterrorizaba a todos los habitantes, cuando Jesús lo vio echó fuera la legión de demonios que estaba en el hombre. Corrió la noticia por toda Gadara y la gente encontró al endemoniado ahora vestido, en su juicio cabal, perfectamente normal; así que era la gran oportunidad para ellos, Jesús vino a su tierra para hacerlos libres y para salvarlos. Pero ellos, le dijeron: “Vete de aquí”, lo rechazaron, rechazaron la bendición, lo resistieron, y el gadareno fue el único que quiso seguir a Jesús, quién lo mandó a los suyos para contarles lo que había sucedido, así que el gadareno se fue a Decápolis a predicar.

En el capítulo 7 de Marcos, vemos que Jesús llegó a Decápolis y comenzó a hacer milagros extraordinarios en esta ciudad, y ellos decían: “Él lo ha hecho bien todo”.

Si alguien rechaza la bendición, habrá alguien que sí la tome. La palabra que sale de Su boca no volverá vacía, sino que será prosperada. Jesús envió una bendición a Gadara y ellos no la tomaron, pero bienaventurado Decápolis que tomó la bendición.

Cuando Dios da una palabra, cuando Él envía una bendición, si alguien no la toma, habrá alguien al lado para decir: “yo sí la quiero”. ¡La bendición no se perderá! Antes de ir a Decápolis, Jesús había ido a Tiro y a Sidón, y una mujer griega comenzó a dar voces detrás de Él llamándolo, y Jesús quiso esconderse en la casa, y le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”.

Los hijos dejan caer las migajas, los hijos no toman toda la bendición que Dios envía para ellos, pero hay personas como la sirofenicia, que toman lo que los hijos desprecian, porque la bendición no se va a perder. Él envía la bendición y si los hijos no la toman, hay sirofenicias necesitadas de esa bendición.

“La bendición del que se iba a perder venía sobre mí” Job 29:13.

Hay varias características que te ayudarán a valorar cada bendición que Dios envía:

·         Ser Radicales:

Si alguien desprecia lo que Él ya envió, entonces va a caer sobre los radicales por Jesús. Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, el último juicio que Dios envió fue la muerte de los primogénitos, aún de los animales, menos de los israelitas; y a partir de ahí, el Señor dijo: “Los primogénitos de Israel son míos”, por eso, el primogénito era el que heredaba doble bendición.

En el desierto cuando Moisés estuvo 40 días en el monte recibiendo la ley, el pueblo cayó en idolatría, y los primogénitos estaban allí. Así que cuando Moisés desciende, se enoja y les dice que todos los que estén de parte del Señor se unieran a él, así que vino la tribu de Leví, las otras once tribus no vinieron.

Éxodo 32:27-29
Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.

Y desde ese día el sacerdocio vino a los levitas y ellos tomaron el lugar de los primogénitos. Cuando Dios envía una bendición y alguien la desprecia, hay levitas que la van a tomar.

·         Los que desean la bendición:

Dios tiene destinada la bendición para alguien, pero si no la toma, Él la dará al que la desea. La bendición inicial era para Esaú, él era el primogénito, pero un día Jacob le dijo que le vendiera la primogenitura y él no le dio valor y se la vendió, menospreciando la bendición de Dios.

Cuando vino el día de la bendición, Jacob se disfrazó como su hermano y recibió la bendición, aunque cuando vino Esaú la procuró con lágrimas, pero no la obtuvo.

“no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” Hebreos 12:16-17.

Elías iba a partir de esta tierra y aunque todos los profetas lo sabían, a nadie le importó, pero hubo un Eliseo que dijo: “Yo quiero la doble porción”, la bendición es para quien la desea; pero el que la menosprecia, la pierde.

·         Los que fructifican:

Cuando Jesús se iba a ir de esta tierra, los discípulos creían que Él iba a instaurar el Reino en ese instante, y él les dio una palabra:

Mateo 25:14-29
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Así mismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Aquellas personas que den fruto a Jesús en este tiempo, los verán caminando con 11 minas, los verán sobre 11 ciudades, los verán llenos de la bendición de Dios, porque otros lo tomaron y no hicieron nada, pero el que dé fruto, sobre mucho lo va a poner el Señor.