Así como Jeremías estaba a punto de claudicar en su ministerio (Jer 20:7-11), miles de pastores que habían sido escarnecidos, estaban desanimados y querían renunciar, fueron transformados durante tres días bajo la tangible presencia del Espíritu Santo. Y así como el profeta, se levantaron declarando que Jehová está de su lado como poderoso gigante y que con Él son más que vencedores.