El mundo tiene la filosofía de que los seres humanos somos autosufientes, que podemos con todo y nada nos puede detener si nos proponemos cualquier cosa. ¿Sabes? Aunque esta creencia suena muy bonita y motivacional, es falsa.
Tú y yo necesitamos de Dios para lograr cualquier meta, no somos autosuficientes. Claramente, la palabra del Señor lo explica: "Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).
El Espíritu Santo fue enviado por Cristo para acompañar a la Iglesia, consolarla, animarla y dirigirla con el fin de cumplir el propósito de Dios en esta tierra.
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros", Juan 14: 16,17.
¿Por qué nos cuesta tanto entregarle el control de nuestra vida al Espíritu Santo?
El Espíritu Santo es un revolucionario. Él sabe lo que necesitas y qué es lo mejor para ti; sin embargo, ten por seguro que Él no hará las cosas a tu manera. Hará en tu vida los cambios que tenga qué hacer y quitará de tu vida todo lo que no le agrada. Lo hermoso de todo esto es que el Señor te promete la victoria y te asegura que sus pensamientos acerca de ti son mil veces mejores que los tuyos.
¡Dios te ama inmensamente! Jamás dudes de esta verdad. Así que, si el Espíritu Santo está en control, todo estará bien. Es probable que al principio no entiendas los cambios que Él está haciendo en tu vida. Pero, no temas, sin duda Él cumplirá sus promesas y propósitos para tu vida.
¿Crees que los apóstoles habrían logrado llevar la Palabra de Dios a tantas personas sin la guía del Espíritu Santo? Imposible, en el libro de los Hechos vemos cuántas veces el Espíritu de Dios les habló para detenerse en ciertas ciudades y predicarles a personas específicas.
El Espíritu Santo es Dios
El Espíritu Santo no es una "energía" o simplemente una "paloma". Él es una persona, pero también es Dios. Búscale con todo tu corazón y entrégale el control. Recuerda que Él también tiene sentimientos, así que no lo contristes. Ámalo con todas tus fuerzas y confía plenamente en Él. Solo así tendrás asegurada tu victoria.