Seguramente has oido hablar de Jose, un hombre de Chipre conocido por su generosidad y su corazón para evangelizar.
Se caracterizaba por ser una persona que daba aliento, ayudaba a consolar a quienes lo necesitaban, levantaba al caído, tenía una perspectiva no tan común acerca de las personas, siempre estaba para ayudar a otros sin importar sus defectos o cualidades.
Estamos hablando del nuevo testamento, de Jose que es el nombre que le pusieron sus padres, el mismo hombre a quien los apóstoles llamaron Bernabé del griego paráklesis, que quiere decir “hijo de consolación” o como lo citan algunos diccionarios, era: “uno para estar al lado de otro para ayudar”.
Su forma de ser, reflejaba tanto el amor de Jesús que le pusieron este sobre nombre, Bernabé. ¿Te gustaría este apodo? ¿Quieres que te conozcan como una persona que sirve, bendice y da la mano?
El primer viaje misionero que hizo, fue junto a Pablo y Juan Marcos, el autor de uno de los evangelios, quien estando en Panfilia por un inconveniente entre ellos dejó la misión. Tiempo después, para realizar otro viaje misionero, Bernabé nuevamente quiso llevar a Marcos, lo que incomodó a Pablo y generó que se separaran, finalmente Bernabé viajó con Marcos y Pablo con Silas.
La Biblia no cuenta el problema que tuvo Marcos en el primer viaje pero sí deja ver cómo Bernabé con su carácter compasivo, amoroso y misericordioso le dio una nueva oportunidad en la que dio mucho fruto. Finalmente narra cómo Pablo antes de morir llama a Marcos para que le ayude en el ministerio, todo por un Bernabé que vio con los ojos de Jesús.
¿Te animas a pedirle a Dios un corazón como el de Bernabé?