Cuando conocí a Jesús y entregué mi vida a Él, tenía muchas preguntas, empecé a ir a la iglesia, me enseñaron a orar y a leer la Biblia, pero no sabía cómo alcanzar todas las promesas que Dios tenía para mí. Quería que alguien se sentara junto a mí y con paciencia me enseñara y respondiera mis preguntas.
No sé si has visto a los niños en el colegio, muchos tienen un profesor favorito, algunas veces es porque sabe explicar de forma divertida, en otras ocasiones es porque les enseñan con amor y ternura, también hay otros profesores que inspiran a sus estudiantes y los niños quieren parecerse a ellos. ¿recuerdas algún buen profesor en tu colegio o universidad?
A muchos nos gustaría tener a Jesús a nuestro lado para que nos enseñe, y a Dios le gusta que tengamos ese tipo de deseos, porque antes de ir a la cruz, Jesús les dijo a sus amigos que era muy bueno que él se fuera, porque cuando él se fuera Dios enviaría al mejor profesor, amigo y compañero, el Espíritu Santo.
¿Sabías que quien le enseñó al hombre a sembrar fue el Espíritu Santo?
Yo nunca había pensado en esto, pero Isaías 28:25 dice que fue Dios mismo quien le enseñó al ser humano la forma correcta de sembrar, y Jesús también les dijo a sus amigos que el Espíritu Santo les enseñaría todas las cosas. Y esa misma promesa es para ti, el Espíritu Santo además de ser tu mejor amigo, quiere enseñarte cosas que ni te has imaginado, Él quiere enseñarte cómo ser un padre de familia, una esposa, un empleado, un jefe o un estudiante.
Si no sabes cómo alcanzar tus sueños y las promesas de Dios, estoy seguro que el Espíritu Santo ha estado tratando de enseñarte cómo puedes conquistar.
No sé si sabías que, en la antigüedad, al no existir los colegios como hoy lo conocemos, las familias contrataban a un tutor para que les enseñara a sus hijos. Por ejemplo, Platón fue el tutor de Aristóteles y Alejandro Magno. En ese entonces había siempre un tutor en casa, pero el día de hoy tú y yo tenemos al más grande tutor de todos, el Espíritu Santo que desea enseñarte todas las cosas y cuidar de ti todos los días de tu vida.
¿Deseas que Él sea tu tutor? Pídeselo cada día…