Hay oraciones que no se quedan en palabras bonitas. Son oraciones que nacen desde lo más profundo del corazón, llenas de fe, confianza en Dios, desesperación, necesidad y que pueden cambiarlo todo. Recuerda que tus oraciones pueden cambiar las circunstancias que vives en tu vida, tu familia y hasta tu nación.
Jabes: se cansó de su tristeza
La Biblia dice que Jabes fue un hombre que nació en medio del dolor. Su mamá incluso lo llamó así: “Jabes”, que significa doloroso. Pero un día, él decidió clamar a Dios con todo su corazón:
“¡Oh Dios, si me bendijeras y ensancharas mi territorio! ¡Si tu mano estuviera conmigo y me libraras del mal para que no me haga daño!” 1 Crónicas 4:10
¿Y sabes qué pasó?
Dios le concedió lo que pidió.
No fue magia. Fue una oración con fe, con ganas, con fuego. Una oración que cambió su historia.
¿Y tú, por qué oras?
Muchas veces oramos sin pasión porque no tenemos motivación. No sentimos urgencia. Pero cuando la situación aprieta —cuando llega el dolor, la escasez, la enfermedad, el miedo— es ahí cuando sale una oración diferente. Una oración con lágrimas, con gritos, con fuerza. Una oración que hace temblar el cielo.
¿Te imaginas cambiar tu historia?
Gente como Nehemías, Josué, Jacob, Ezequías, Bartimeo, y hasta una mujer extranjera que no era del pueblo de Dios… Todos ellos clamaron, todos pelearon en oración, y todos vieron su milagro. Tú también puedes hacerlo.
Dios quiere escucharte
No pienses que Dios es sordo, a Él le gusta oír tu voz, le gusta cuando oras con pasión. Cuando le hablas como a un Padre que de verdad te escucha y se mueve a tu favor.
Él mismo dijo:
“Clama a mí y yo te responderé.” (Jeremías 33:3)
¿Te han dicho que te calles?
Bartimeo, el ciego, gritaba:
“¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí!”
Y muchos le decían que se callara. Pero él gritó más fuerte… ¡y Jesús se detuvo!
Eso fue lo que lo sanó.
A veces la gente quiere apagar tu voz. Pero tú sigue orando. Sigue creyendo. Sigue clamando.
Porque tu oración puede cambiarlo todo.
¿Y si cambiaras tu familia, tu ciudad, tu futuro... con una sola oración?
No necesitas saber orar perfecto, solo necesitas orar con fe, pasión y ganas de ver un cambio.
Tu oración puede cambiar la historia.
¿Lo crees? Entonces… ¡clama!