Si estás en medio de la prueba debes saber que esta no es para siempre. ¡Limpia tus lágrimas porque el Señor te sacará en victoria de tu aflicción!

Aunque no nos guste, las pruebas son necesarias. A través de ellas, Dios moldea nuestro carácter y nos prepara para entregarnos las bendiciones. Pero cada prueba tiene un final y el Señor promete darte lo mejor si aprendes a confiar y esperar en Él.

Si aún crees que tu aflicción no tiene final, observa esta promesa preciosa en la Palabra: “El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo”, Isaías 28;28.

Lo más hermoso de todo es que el siguiente versículo afirma que esta promesa viene de Dios: “También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría”.

No para siempre será trillado el grano

Los hombres más mencionados en la Biblia tuvieron pruebas. José fue esclavo por un largo tiempo y, como si eso no fuera suficiente, terminó en la cárcel por una falta que él no cometió. Pero el final de su prueba llegó y fue promovido a gobernador de Egipto.

¿Y qué podemos decir de Job? Un hombre perfecto ante Dios, pero ni él pudo evitar la prueba. En un solo día perdió sus hijos, sus posesiones y hasta su salud. Fue menospreciado por su esposa y señalado por sus amigos. Pero, al igual que con José, el fin de su aflicción llegó y recibió el doble de todo lo que había perdido.

¡Dile adiós a tu prueba!

¿Ves? Dios está contigo en medio del desierto. Sabe cuánto has llorado, sabe las injusticias que has vivido, las necesidades que tienes, el dolor por el que has pasado. ¡Pero hoy levántate y dile adiós a tu prueba! Jesús viene a tu vida y recompensará tu espera y tu confianza en Él.