La segunda conferencia del Congreso mundial de Avivamiento, estuvo a cargo del Pastor Ricardo Rodríguez, quien trajo un mensaje impactante y un desafío a todos los asistentes a esta reunión:

Muchos comenzaron con fuego la obra de Dios y estaban felices, pero algo ha pasado y perdieron el hacha, la cual representa la unción de Dios.

“Y aconteció que mientras uno derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: !!Ah, señor mío, era prestada! El varón de Dios preguntó: ¿Dónde cayó? Y él le mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó” 2 Reyes 6:5-7

“Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir” Eclesiastés 10:10.

Cuando Él te unge, es tu labor cuidar esa unción. Dios te entrega el hacha, la herramienta para hacer la obra y tu responsabilidad es cuidarla, tenerla afilada siempre.

Si has perdido la eficacia de tu trabajo, 2 cosas pudieron pasar:

  1. Perdiste el hacha
  2. Perdiste el filo del hacha

Así que lo que debes hacer es afilar el hacha o recuperar el hacha.

“No añadas más fuerza, porque así no vas a conseguir el fruto. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

¿Cómo recuperar el hacha o la unción?

  1. En los lugares ungidos: Dios levanta en lugares de la tierra ministerios donde la gente afila el hacha o recupera el hacha, la unción.
  2. Caminando con los ungidos.

¿Cómo afilar la espada?

  1. Contra la roca: Afilar el hacha contra la roca que es la Palabra de Dios, necesitas tener tiempos delante de Dios con Su palabra, entre más estás ahí, entre más meditas en Su palabra, más filo tendrá el hacha.
  2. Subiendo al monte de la oración: Sólo allí tendrás la victoria antes de subir a la tarima. Dios transformará tu vida, el brillo de Dios será evidente en tu cara, en tus palabras, en tu forma de ministrar o de servir al Señor.
  3. Dando: Entre más damos, Dios nos da más. Si tú ministras, si tu oras por los enfermos, si tu invitas a alguien a la iglesia, tú sientes cómo Dios te hace crecer en todas las cosas y bendice tu vida, y si no, ¿Para qué la unción? Sino para ser testigos con poder de Jesucristo. Si tú lo gastas Dios te dará más.