En Marcos 7:24-29 la Biblia nos presenta la historia de la mujer sirofenicia. Ella era una mujer cananea, es decir, que no era del pueblo de Dios, pero ella iba detrás de Jesús peleando por su bendición.

Jesús había venido primeramente a Su pueblo a quien le había prometido la salvación, y después enviaría a los apóstoles para llevar Su mensaje al mundo entero, pero en ese momento no estaba bien tomar el pan de los hijos para darlo a los perrillos, como Él lo dijo. Pero esta mujer le respondió: “Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.”(Mt. 7:28). En otras palabras, lo que los hijos no toman, yo lo quiero tomar; lo que ellos menosprecian, yo lo quiero tomar. Y por esa declaración recibió su bendición y su hija fue sana.

Cuando Jesús fue a Gadara, había un hombre endemoniado, tenía una legión de demonios, andaba entre los sepulcros y nadie lo podía dominar, pero al ver a Jesús, este hombre corrió hacia Él, fue libre y quería seguirlo; pero Jesús le dijo que fuera y contara a los suyos lo que había visto, y así lo hizo, predicando por todo Decápolis. Pero algo sucedió en Gadara, los habitantes de allí al ver a este hombre sano, echaron a Jesús del lugar. Tiempo después Jesús fue a predicar a Decápolis y hubo allí grandes milagros y sanidades. ¡Lo que los gadarenos no quisieron, los de Decápolis sí lo tomaron!

Las bendiciones no se van a perder

¿Qué tanto deseas la bendición? Porque si la deseas con desesperación la vas a alcanzar, si lo deseas a Él más que a todas las cosas, Él te dará todas las cosas. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mt. 6:33)

Dios está enviando cosas grandes, bendiciones materiales y espirituales, pero son para el que lo cree, pero si tú no las tomas, alguien más lo hará. La bendición vendrá para los que están por Jesús, para los que lo desean, para el que cree y para el que da fruto para Él.

¡Es tiempo de tomar lo que otros no quisieron!