¿Alguna vez te has sentido como el personaje principal de la fábula del patito feo? es sólo una linda historia infantil, pero sirve para ilustrar una situación que es muy real para muchas personas.
Aquel patito se sentía como alguien inferior al resto de sus hermanos y amigos, creía que había algo en él que lo hacía menos y por lo tanto vivía muy triste.
Tras pasar por momentos difíciles y no encajar en ninguna parte, el patito creció y cierto día en primavera se metió a un lago y tal fue su sorpresa al ver su reflejo en el agua. Por muchos años creció pensando que era un patito feo rechazado, pero en realidad era un espléndido cisne con alas elegantes y belleza sin igual.
¿Ya te empiezas a sentir identificado con esta historia?
La biblia nos dice que, si somos de Cristo, linaje de Él somos y todo aquel que ha recibido a Jesús ha recibido el poder de ser hecho hijo de Dios. (Gálatas 3:29 - Juan 1:11-14)
¿Sabías que los genes de Dios están en ti?
Muchas veces andamos por la vida tal como el patito feo; en derrota, tristes, sin saber de qué familia somos, sin entender que el ADN de Dios está dentro de nosotros, y Él desea que vivamos en victoria.
La biblia nos cuenta que, en la conquista de la tierra prometida, había muchos “patos” que tenían miedo y no creían que Dios estaba con ellos para derrotar a los gigantes de Canaán. Ese grupo de “patos” vieron el poder de Dios en acción para hacerlos libres de Egipto, pero seguían pensando como esclavos en derrota.
Por otra parte, también había “cisnes”, Caleb y Josué sabían que no volverían a ser “patos”, este par de hombres tenían otro Espíritu, ellos tenían el ADN de Dios y creyeron que eran linaje de Él, por lo tanto, su fe se elevó por encima de las dificultades.
Otro ejemplo es David, quien no hablaba como un pato, sino que se expresó como todo un cisne diciéndole a Goliat, el guerrero que intimidaba a Israel, “¿qué harán al hombre que venciere este filisteo y quitare el oprobio de Israel, porque quién es este filisteo incircunciso para que desafíe los escuadrones del Dios viviente?”, una voz diferente que se atrevió a romper los esquemas sin temor.
Dios quiere que hables y vivas como alguien que tiene los genes de Dios.
Debemos dejar de hablar como patos, preocupados por la situación del país, angustiados por el porcentaje de desempleo, o con temor de quién gobernará, o asustados por lo que dicen las noticias.
Hoy toma la decisión de pedirle a Dios que te transforme en un cisne, un hijo de Dios lleno del Espíritu Santo, en victoria, caminando por fe y no por vista, declarando las promesas que Dios te ha dado, y dejando de lado el miedo que muchos quieren poner en tu corazón.
Señor quiero ser un cisne, lleno del Espíritu Santo, dispuesto a obedecer y creer sin tener miedo de las circunstancias. Yo sé que Tú estás conmigo, y me has dado tu ADN para vivir en victoria todos los días de mi vida.