¿Por qué debemos hablar de feminismo y del machismo como cristianos? La respuesta es clara, porque la sociedad actual nos ha vendido una lucha constante entre sexos, es decir, entre hombres y mujeres, y esta lucha tiene como meta demostrar quien es mejor, tratando a toda costa de demeritar el sexo opuesto.
¿Pero realmente esta lucha viene de Dios? De acuerdo al feminismo, ¿es en realidad necesario que las mujeres demuestren que son mejores que los hombres? ¿De donde nace todo esto? Según la RAE es “una ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres” y “la reivindicación de los derechos femeninos, así como cuestionar la dominación y la violencia de los varones sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género”
Históricamente la corriente feminista comenzó como una ideología que prometió igualdad y libertad del control del hombre. Prontamente este se convirtió en una ideología que lleva a las mujeres a usar su poder, su sexualidad, y su libertad para ganar control sobre el hombre. El feminismo como movimiento formal tuvo sus inicios en los años 1700 con la búsqueda de lograr que la mujer pudiera ejercer el derecho al voto, obtener un grado académico, derecho a administrar y obtener propiedades. Todas estas son cosas justas y nobles para ayudar a ver a la mujer como Dios la ve, con el mismo valor que el hombre.
No obstante, lo que comenzó como un simple reclamo de derechos esenciales, sin interrumpir con los roles de género, se convirtió en la lucha por destruir lo que nos dice la Biblia: hombre y mujer tienen igual valor, pero cumplen diferentes roles. Así se da comienzo en el 1960 a la “segunda ola” de la batalla feminista por minimizar y anular la belleza peculiar que Dios dio al crear roles para ser “mujer”.
Ahora bien, ¿Pero que dice Dios al respecto? Si vamos a Génesis 1: 27 “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” Vemos claramente que la Biblia declara que el Señor creo al hombre y a la mujer, a SU IMAGEN Y SEMEJANZA, en ninguna parte del versículo se evidencia alguna distinción o diferencia entre ambos.
¡OJO! Queremos aclarar que no estamos en contra de la defensa de los derechos de la mujer, pues somos conscientes que históricamente es cierto que la mujer ha sufrido maltrato, además que en muchas épocas y sociedades la mujer ha sido menospreciada y maltratada. También sabemos que la cultura judía se caracterizaba por ser machista, sin embargo, esto nunca provino de parte de Dios sino de los hombres. Recordemos que Jesús a lo largo de su ministerio, reafirmó el papel de la mujer, pues decidió venir a este mundo a través de uno, habló con diferentes mujeres, de diferentes razas, religiones y posiciones sociales siempre con respeto.
Ejemplos bíblicos tenemos muchísimos; en Juan 4 vemos como Jesús habla con la mujer samaritana, hecho que para la época era una locura puesto que samaritanos y judíos no tenían trato alguno, además esta mujer tenía mala fama puesto que había tenido varias parejas y con el que estaba en ese momento, tampoco era su marido. En este capitulo vemos como el Señor de manera respetuosa le pide, y no le exije, agua; reconoce su opinión y se le revela como el Mesías.
Otro ejemplo lo vemos en Juan 7: 2-11 cuando una mujer es sorprendida en cautiverio, y a pesar de que se menciona a la mujer solamente, Jesús la defiende al declarar a aquellos hombres que querían apedrearla “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” además luego le dice a ella: “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” Mostrando su gran amor, extendiendo misericordia y evidentemente no agraviando su pecado por el simple hecho de ser mujer.
Si vamos al Antiguo Testamento, vemos que Dios no hizo distinción al hacer uso de mujeres para mostrar su gloria, además de darles un lugar muy importante en medio de su pueblo, por ejemplo, Ester, Débora, Rut y entre otras. Si bien había leyes en Levítico que al leerlas sin un contexto, nos escandalizarían, pues dice por ejemplo que toda mujer que tuviera el periodo sería inmunda, debemos entender que no se hacia “discriminación” por ser mujer sino por medidas sanitarias, puesto que la sangre sin la higiene adecuada, puede traer infecciones y suciedad.
Volviendo a Génesis 1: 27 podemos llegar a dos grandes verdades; la primera es que tanto el hombre como la mujer son seres creados con el mismo valor y autoridad porque fueron hechos a la imagen de Dios, la segunda es que tanto el hombre y la mujer son de igual valor pero conforme a su diseño tienen roles diferentes, porque Dios diseñó que fuera el trabajo complementario de ambos que lo que reflejara perfectamente su imagen. Por lo tanto, a la luz de esta verdad la mujer no debe considerarse relegada a un rol de segunda clase, aun si existen hombres que la hacen sentir de esa manera. El valor de ella viene de Dios y no de los hombres.
Por otro lado, muchas personas afirmar que el hecho de que la mujer deba sujetarse al hombre es fruto de la caída, pero la verdad es que no, puesto que antes de la caída los roles ya estaban establecidos por Dios haciendo a Eva la ayuda idónea de Adán, es decir, que no hay distinción de géneros ni anulación de roles, sino un orden establecido por Dios. En Efesios 5:22-23 vemos que “Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo” es decir, que la jerarquía ayuda al orden y al buen funcionamiento. Si este orden establecido resulta opresivo no es un problema de Dios, sino de aquellos que hacen parte de él.
Según la RAE, el machismo es la actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres, forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón. En otras palabras, es el pensamiento que tienen algunos hombres de que la mujer es inferior a ellos y por lo tanto, solo sirven para cumplir roles determinados dentro de la sociedad, y que su valor es menos si no tienen a su lado un hombre. Vemos que el machismo es el extremo del feminismo, pues es la otra parte de esta lucha que la sociedad se ha empeñado en crear entre hombres y mujeres, queriendo evidentemente destruir la familia. Por lo que nuestro papel como hijos de Dios, es en primer lugar, no dejarnos permear con estas ideas y siempre regir nuestra vida y pensamiento por medio de la Palabra de Dios. En segundo lugar, estar cimentados en Cristo, teniendo en claro quien somos en Él, nuestro rol y labor indispensable dentro del cuerpo de Cristo.
Contrario a lo que nos dice la sociedad, ya no somos dos sino uno, el hombre y la mujer fueron creados por Dios para complementarse, es decir, suplir aquello que le falta al otro. Por lo tanto, si tú en algún momento te has identificado con algún pensamiento machista o feminista, es el momento de pedir perdón al Señor y pedir que Él renueve nuestra mente pues bien lo dice Gálatas 3:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”
Pastores Juan Sebastián y Ana María Rodríguez