En la vida luchamos con hacer aquello que agrada el corazón de Dios y con aquello que el mundo llama bueno o malo, estamos rodeados de personas que al igual que nosotros se equivocan, comenten errores y afectan a otros.

Como seres sociales, tendemos a caer en hipocresía o, por el contrario, a permanecer en sinceridad, estos dos tipos de comportamientos son lo más cotidiano y común, sin embargo, es impresionante como el Señor Jesús dejó clara una enseñanza que nos empuja a seguir su ejemplo, caminando en rendición y humildad delante de Dios, esta enseñanza está plasmada en la parábola del Fariseo y el publicano.

En Sin mitómanos, los pastores Juan Sebastián y Ana María Rodríguez compartieron enseñanzas que transformaron el corazón de cada persona que tuvo la oportunidad de escucharlo, durante el desarrollo del mismo, compartieron un test con ciertas características que ayudaban a identificar qué clase de personas somos, así que, empecemos:  

Al responder con toda sinceridad, es evidente la necesidad que tenemos de Dios, necesitamos que el venga, sople sobre nosotros y cambie nuestra condición hacia el pecado y hacia el mismo.  Tanto el fariseo como el publicano eran pecadores ante Dios y ante la ley, y por lo tanto ambos estaban bajo condenaciónPastor Juan Sebastián