Para nadie es un secreto que a lo largo de nuestra vida estamos expuestos a recibir ofensas, daño en nuestra alma y maltrato físico o emocional, y para muchos perdonar puede convertirse en algo bastante difícil y en muchas ocasiones algo totalmente insuperable. Sin embargo, la Biblia es muy clara cuando habla del perdón, y bien sabemos que no lo menciona de manera irrelevante, sino que deja claro que es un mandato y una decisión que debemos tomar por encima de lo que nuestra carne o sentimientos deseen.
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”
Mateo 18:21-22
Debemos entender que el perdón no es un sentimiento sino una decisión que no solo deja libre a la persona que perdonas, sino que también te hace libre a ti. Incluso existen estudios científicos que han demostrado que perdonar trae beneficios físicos y psicológicos, ya que el perdón se asocia con una menor frecuencia cardiaca y menor tensión arterial. Drissa Elma Délkader Doctora en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid (DEA) afirma que Perdonar produce una sensación de alivio, de reducción del estrés y que mejora la calidad de vida.
Podemos darnos cuenta que cuando Dios nos ordena perdonar es precisamente porque quiere hacernos libres y sobre todo quiere bendecirnos.
“A la ofensa hay que darle una salida, y se llama perdón. Cuando la persona perdona Dios revierte el efecto y el que hizo la maldad comienza a ir hacia abajo y el que perdona y bendice comienza a ir solamente hacia arriba”. Ps Ricardo Rodríguez.