¿Sabías que Jesús nació en Belén y creció en Nazaret, pero aun así, a ninguna de estas ciudades las llamó Su ciudad? En cambio, a una pequeña población de Galilea, a Capernaum, a esta sí la llamó Su ciudad.

Y tal vez te preguntarás, ¿entonces dónde vivía Jesús? Pues bien, fue precisamente en esta pequeña población, en la casa de Simón Pedro, donde Él reposaba, y donde plantó Su ministerio.

Marcos 2:1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa.

Desde siempre hemos visto como Dios ha querido caminar con el hombre, Él quería caminar con Israel, la nube, representaba la Gloria de Dios, Su presencia maravillosa. Él estaba feliz caminando entre Su pueblo, moviéndose entre ellos, pero eran rebeldes, siempre se estaban quejando y rebelándose contra Dios, hasta que Él mismo se volvió enemigo de ellos.

Y es que hay tres tipos de personas, las cuales alejan a Dios, que hacen que Él se aparte, y son la gente que está llena de tradiciones que aun van por encima de las Escrituras, gente incrédula que siempre le resiste, y gente rebelde.

** ***Isaías 63:9-10 **En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. *Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos.

Entonces, en este punto, tal vez te preguntes, entonces ¿por qué Capernaum?, ¿por qué la casa de Pedro?, pues bien, en esta ciudad, la gente pasaba días enteros escuchándolo, sin comer, y no les importaba, porque tenían hambre de Él. Ellos se agolpaban para oírlo, todos querían oírlo, tocarlo y por esto, le tocaba subirse a la barca alejarla de la orilla, y desde allí predicarles.

En cuanto a Pedro, él le dio todo a Jesús, le pidió la barca y se la dio, aunque tuvo luchas y lo negó, fue el único de todos los discípulos que no salió corriendo, sino que lo siguió de lejos, Pedro dio su vida por Jesús, en su casa, Jesús era amado y deseado.

Dios reposa en la casa de sus amigos, por eso está en Avivamiento, porque es casa de sus amigos. Él está diciendo que va a habitar donde los que lo buscan, los que lo desean, los que lo anhelan y los que lo obedecen.

Así que es tiempo de que te levantes con determinación y le digas: “Señor, quiero que mi casa sea casa de Tus amigos”.