¿Qué es la hipocresía? En esencia, la "hipocresía" se refiere al acto de afirmar creer en algo, pero actuar de una manera diferente. En otras palabras, alguien que finge ser lo que no es.

Hay dos formas en que se puede presentar la hipocresía: La hipocresía que dice creer en algo y luego actuar de manera contraria a esa creencia, y la hipocresía al creer que somos superiores de alguna manera a los demás, sin tener en cuenta que el único superior es el Señor ¿Y en quiénes pensamos cuando hablamos de hipocresía? ¡Exactamente! en los fariseos…

En la Biblia, los fariseos eran culpables de hipocresía. Quienes eran los líderes religiosos de Israel, es decir, quienes debían ser un ejemplo de conducta y moral, dada su posición y debido a que profesaban una lealtad absoluta a las Escrituras, sin embargo, no practicaban lo que enseñaban. Sus buenas obras consistían en una meticulosa atención a los requisitos ceremoniales y rituales más que a lo “más importante de la ley” (Mateo 9:13; 23:23).

El pecado de los fariseos no era fallar, porque a la hora de la verdad, todos los seres humanos somos pecadores. Su error radicaba en la motivación de su corazón, pues lo único que les importaba realmente era quedar bien ante la gente, a pesar de que su corazón estaba apartado de Dios. Además de que se dedicaban a poner cargas en las demás personas, cargas que ellos mismos no podían llevar, es decir, imponer estándares morales tan altos a los demás y no ponerlos en práctica.

Fue por esto que Jesús advirtió a los creyentes sobre la hipocresía; “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” Mateo 6:5. Los fariseos no fueron condenados por Jesús porque eran demasiado celosos por la estricta obediencia a la voluntad de Dios. Fueron condenados porque “decían y no hacían” (Mateo 23: 3).

Jesús enseñó que aquellos que obedecen la ley son aquellos que le aman real y verdaderamente. Cabe señalar que la hipocresía no es lo mismo que adoptar una posición contra el pecado. Pues siempre debemos llamar a lo malo, malo; y a lo bueno, bueno; el problema está cuando criticamos a alguien o la conducta de alguien sabiendo que nosotros mismos tenemos luchas y no nos esforzamos por vivir en santidad.

Teniendo en cuenta lo anterior, cabe resaltar que Jesús tuvo muchos roces con los fariseos, porque mostraron una falta de compasión hacia su prójimo por lo que Jesús denunció su comportamiento en términos inequívocos, señalando que "la justicia, la misericordia y la fidelidad" son más importantes que la búsqueda de una perfección basada en normas defectuosas (Mateo 23:23). Jesús dejó en claro que el problema no estaba relacionado con la ley, sino con la forma en que los fariseos la implementaron (Mateo 23: 2-3). Hoy en día, la palabra fariseo se ha convertido en sinónimo de hipócrita.

Y bueno, ¿Cómo podemos saber si nos hemos transformado en fariseos del siglo XXI? Aquí les dejamos cuatro síntomas: El primero; no practicas lo que dice la Biblia, pero sí esperas que otros lo hagan, el segundo; utilizas a Dios para tu propia conveniencia, el tercero, tu vida cristiana se ha vuelto una costumbre; cuarto, haces cosas para que los demás te alaben, y el quinto; te importa más tu relación con la gente que con Dios. Y la gran pregunta es… ¿De qué les sirvió esto a los fariseos? De nada, de absolutamente nada porque por el contrario a lo que ellos se esperaban, estaban ciegos espiritualmente pues tuvieron frente a sus ojos al Hijo de Dios y lo único que hicieron fue perseguirle. Su final no fue bueno, pues vivieron apartados de Dios todo el tiempo y llamados por Jesús mismos sepulcros blanqueados.

Por esto, aparenta y reinarás es una gran mentira, pues entre más te esfuerces es armar una fachada o ponerte una máscara, más lejos estarás de la bendición y tu vida se volverá una tortura queriendo agradar a todo el mundo y siendo lo que los demás quieren que seas; te volverás esclavo de tus palabras y de los que te rodean por eso este es el di de hacer un alto y tomar la decisión radical de buscar a Dios no solo de palabras sino de hechos.

Pastores Juan Sebastián y Ana María Rodríguez