Ester fue la cenicienta judía, huérfana, plebeya, a los ojos de los demás insignificante, pero con una belleza sin igual, y en lugar de una zapatilla de cristal, tuvo que participar en un reinado para salvar a su pueblo.

Ester era su nombre babilónico, pero el que le habían puesto sus padres era Jadasa, que significa ‘mirto’ (planta cuyas hojas tienen forma de estrella), pertenecía al linaje de Benjamín y llegó a ser reina del Imperio Persa. Pero ¿Cómo fue esto posible si ella simplemente era una judía? Todo comenzó cuando Vasti, la reina, decide desobedecer al rey ante su petición de presentarse delante de él, lo que ocasionaria que el rey Asuero la repudiara y buscara nueva reina.

El rey Asuero envió a los hombres de más confianza a buscar las jóvenes vírgenes y más bellas del reino; y entre ellas estaba nada más y nada menos que nuestra Ester. Si bien, ella era huérfana, esto no significaba que estuviera desprotegida, pues Mardoqueo, su primo, la había criado como una hija. Así que, cuando los hombres del rey llevaron a Ester al palacio, Mardoqueo los siguió. Por lo que, todo el año siguiente, él caminaba por el jardín del palacio todas las mañanas. Así podía vigilar a Ester.

Transcurrido el tiempo de la preparación de las doncellas, se le daban todo cuanto pedían para ataviarse en su encuentro con el rey, sin embargo, cuando llegó el momento de Ester, ella no pidió nada, solo lo que uno de los eunucos del Rey le indicó, y justamente por esto, ella fue la elegida, pues era distinta a las demás mujeres; era sencilla y delicada, su belleza no se encerraba en un rostro bonito sino en gran corazón. Mientras todo esto transcurría…

Mardoqueo descubre a las puertas de palacio una conspiración para asesinar al rey y lo comunica a Ester, quien a su vez lo informa a su marido asegurándose que él supiera que Mardoqueo tenía el mérito en el asunto. ¡OJO! Este detalle que parece insignificante, llegó a ser la clave de toda la historia. Inmediatamente el rey mandó a investigar el informe y se descubrió que era cierto, los dos eunucos que habían planeado todo, fueron colgados en una horca y este acontecimiento fue escrito en las crónicas de los reyes (Ester 2:21-23).

Tal vez muchos piensen que Ester solo fue elegida por bella, y que su papel como reina solo sería estar al lado del rey como decoración, pero la verdad es que no, pues su rol significaría la salvación para todos los judíos. El Rey Asuero, ascendió a Amán, y por esto, todos se arrodillaban ante él, porque así lo había ordenado el Rey, pero Mardoqueo, no se arrodillaba ante él ni le rendía homenaje. En venganza a esta afrenta, Amán buscó la manera de matar a todo el pueblo de Mardoqueo, es decir, a los judíos que vivían por todo el Reino de Asuero. Esta noticia se corrió rápidamente trayendo dolor y duelo entre los judíos, pues el propio rey había firmado la sentencia de los judíos sellándolo con su anillo real.

Debido a esto, Mardoqueo busca la manera de hacerle llegar el edicto a la Reina Ester, y la exhorta a que intercediera por su pueblo:

Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?

Ester ayunó, y pidió que todos los judíos lo hicieran, además clamó que Dios fuera delante de ella, pues sabía que el hombre o mujer que se acercara al Rey sin ser llamado por él, moriría, a menos que el propio rey extendiese su cetro y permitiera la llegada imprevista.

Sabiendo bien, que su vida estaría en un inminente peligro, Ester decide actuar, así que  se puso sus vestiduras reales y fue a pararse frente a la sala del Rey… ¡Dios estaba con ella! Pues halló gracia delante del monarca, e invitó al rey a un banquete en su honor y Amán, su gran enemigo. Allí, la reina desenmascara el plan de matar a los judíos y ruega a su esposo por su pueblo, por lo que en esa misma hora, Amán, es ejecutado en la misma estaca que había preparado para Mardoqueo, quién fue exaltado por el rey por haber intervenido para descubrir el plan de asesinarlo. Desde entonces los judíos conmemoran esta victoria con la fiesta nacional llamada Purim.

Por esto, siempre debemos recorda que la vida de Ester demuestra que si bien, a los ojos de los hombres, ella era una simple plebeya, perteneciente a un pueblo pequeño y odiado, Dios la usó, la preparó y la envió en el tiempo y momento correcto, demostrando que el Señor tiene todo friamente calculado, nada se sale de sus manos.

-          Pastora Ana María Rodríguez