Hoy en día existe entre los cristianos la discusión acerca de los géneros musicales y muchos han llegado al punto de catalogarlos como “música de Dios y música del mundo”, afirmando que la música cristiana se limita a ritmos suaves como baladas, pop, góspel o ritmos similares. Sin embargo otros ritmos como el trapp, reggae, hip hop y el reggaetón son comúnmente clasificados como música “mundana”.
El reggaetón, por ejemplo, ha sido uno de los géneros que más controversia ha provocado en los creyentes, muchos no aceptan a los llamados “Cantantes de reggaetón cristiano” y mucho menos que se use este género al interior de las iglesias, argumentando que este género musical no puede alabar a Dios ya que su origen y sus principales exponentes lo usan con letras inapropiadas.
Es cierto que el reggaetón y muchos otros géneros musicales no fueron creados por cristianos, ni el objetivo fue precisamente llevar el evangelio, pero entonces ¿Sería correcto afirmar que no podemos adorar a Dios con algo que originalmente fue usado por hombres con fines seculares? Esta pregunta permite pensar que entonces no podríamos usar los medios de comunicación para llevar el evangelio, y mucho menos el internet para transmitir su mensaje; ya que fueron invenciones seculares y gran parte de su contenido es dañino y destructivo. Así como los medios de comunicación, la música es un canal para transmitir un mensaje y sabemos que Dios usa todos los medios para expandir su reino, de la misma forma sucede con los géneros musicales.
Ahora bien, si nos preguntamos acerca del origen de algunos géneros musicales, convendría entonces conocer el origen de la música, al respecto la Biblia es muy clara cuando nos dice que fue creada por Dios para alabanza y gloria de Sí mismo:
"Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a Jehová. (Salmo 150.3, 6). Sin embargo no podemos olvidar que satanás es un imitador de lo que Dios ha creado y busca constantemente la manera de desviar y tergiversar el propósito divino de la música.
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. (Romanos 11.36).
No se trata de preguntarnos si existen géneros musicales que No son de Dios, sino tener claro que Él fue quien creó la música. Por lo tanto nuestra pregunta debe enfocarse en cuál es la intensión de nuestros corazones y pensar si realmente nos ayuda a acercarnos a Él.