“Fructificad y multiplicaos” son las primeras palabras que Dios le dijo al hombre en Génesis 1:28. Debes saber que ser fructífero es un mandamiento, una bendición y una unción; y esta unción está disponible para ti y tu ministerio. Hay un llamado de parte del cielo para ti: Dar mucho fruto, no sólo un día, sino todo el año.