La manipulación es un tema difícil y escabroso, muchas veces se confunde con la mentira, pero hoy vamos a averiguar si son lo mismo.

La mentira y la manipulación son dos pecados comunes con los que luchan los hombres, y no es solo un problema de la actualidad. Es un problema atemporal que ha existido desde el principio de los tiempos.

Antes de profundizar en el tema, es fundamental definir qué entendemos por “mentirosos” y “manipuladores”. Mentirosos son individuos que intencionalmente engañan a otros al no decir la verdad. Pueden mentir sobre sus acciones, sentimientos o intenciones para beneficiarse o dañar a otros.

Los manipuladores, por otro lado, son personas que utilizan tácticas engañosas para controlar o influir en los demás. Pueden usar la manipulación emocional, la culpabilidad u otras tácticas para salirse con la suya.

La manipulación va mucho más allá pues no se trata solo de mentir sino de utilizar la mentira para sacar beneficio de los demás.


Un ejemplo es el de Jezabel, quien fue la incrédula y violenta, esposa del rey Acab quien reinó sobre Israel por un tiempo. La reina Jezabel se aferró a oponerse a la adoración del Dios de Israel y en su lugar adoraba y promovió la adoración y culto del falso dios Baal. También fue muy cruel con sus sirvientes y se involucró en la matanza de muchos profetas. La acciones de Jezabel resultaron en conflictos que contaminaron a Israel por décadas.  Cuando Jezabel se casó con Acab ella lo influenció para que se alejara de Dios y adorara a la figura de Baal.


En su ambición por conseguir más poder e influencia, Jezabel procuraba destruir a toda persona que cuestionara sus métodos y decisiones, como resultado muchos de los profetas de Dios fueron asesinados. Todos los actos malvados de Jezabel sirvieron para despertar el celo y furia del profeta Elías quien correctamente profetizó que Dios mandaría una sequía como retribución por la maldad de Jezabel.


La manipulación puede causar un daño significativo a las personas que están siendo manipuladas. Puede provocar angustia emocional, dudas sobre uno mismo y pérdida de confianza.

En algunos casos, la manipulación puede incluso provocar daños físicos, como en el caso de José, que fue vendido como esclavo por sus hermanos. ¿Y qué dice Dios? El Señor es muy claro al respecto, Él odia estos comportamientos y espera que seamos veraces y honestos en todos nuestros tratos con los demás. Jesús dice en Juan 8:32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Como cristianos, debemos seguir el ejemplo de Dios y ser veraces en todos nuestros tratos con los demás pues Él no tolera la mentira y la manipulación como lo vemos en Hechos 5:1-11: Ananías y Safira mintieron sobre la cantidad de dinero que recibieron de la venta de su propiedad, y Dios los mató como resultado de su engaño. Esta historia muestra que la mentira y la manipulación tienen graves consecuencias, incluso a los ojos de Dios.

¿Qué características comunes tienen todos los actos manipuladores?

1.En todo acto de manipulación encontramos al menos a dos personas: al manipulador y al que es manipulado.

Como son dos personas, necesariamente tiene que haber decisiones de ambas: La del manipulador, que libremente busca usar al otro; y la del manipulado que, por miedo, engaño o presión decide someterse al manipulador.

Encontramos, también, que todo manipulador busca satisfacer sus propios deseos o caprichos, sin importarle la dignidad de los demás. Su única medida es su propio provecho, a costa de la denigración de la persona a quien manipula. Se puede decir que el manipulador es un egoísta consumado, que se ve a sí mismo con dignidad, pero que niega la de los demás.

¿Cuándo somos manipuladores?

Somos manipuladores cuando deseamos obtener algo a toda costa, por ejemplo; cuando Dios dice no y buscamos argumentos en nuestra mente para “intentar torcerle la mano a Dios”, cuando somos niños y hacemos berrinche para obtener atención o algo a cambio, cuando somos distantes con nuestra pareja o la castigamos de algún modo para que haga lo que nosotros queremos. Cuando aparentamos ser de una manera piadosa para agradar a las personas, buscando siempre algo a cambio.

No hay edad ni etapa de la vida del ser humano en que se excluya la posibilidad de ser manipulador o manipuladora, por ejemplo, en la adolescencia el decir que “odiamos a nuestros papás” o que “estamos con la eterna depre” para que ellos hagan lo que nosotros digamos, las esposas por ejemplo pueden usar el área sexual para manipular, e inclusive con amigos, cuando nos hacemos las victimas, buscando que la gente nos tenga lástima y ceda a nuestros caprichos. Y por último, se me ocurre en el trabajo, manipulamos a quienes tenemos alrededor para no cumplir con nuestras obligaciones.

Como cristianos, estamos llamados a ser veraces y honestos en todos nuestros tratos con los demás, y esto incluye nuestros pensamientos, palabras y acciones. Recuerda, estamos llamados a vivir en libertad, a obedecer a Dios antes que a los hombres, a dejarnos guiar por el Espíritu Santo y precisamente donde está él, hay libertad, asi que comprometámonos a vivir una vida de verdad e integridad.