En los tiempos bíblicos (Juan 6) Jesús multiplicó los panes y los peces, saciando una gran multitud de más de cinco mil personas. Familias enteras comieron y repitieron cuanto quisieron hasta quedar satisfechos, en un milagro tremendo de multiplicación con sólo cinco panes y dos peces. Pero no terminó ahí, además, sobraron 12 cestas llenas.
En medio del Congreso Mundial de Avivamiento 2015, el Espíritu Santo puso en el corazón del pastor Ricardo algo muy fuerte y con base en este pasaje de Juan 6: “12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.” Él afirmó que la unción y todo lo que había quedado de esta convocatoria, no se podía perder y que caería sobre toda la congregación.
Debes saber que cuando Dios envía una bendición, Él no quiere que se pierda nada, en el libro de Job se describe como el favor de Dios estaba sobre él, lo llamaban bienaventurado y decía “La bendición del que se iba a perder venía sobre mí” (Job 29:13ª) Y actualmente es real, las bendiciones están listas para quien las quiera tomar y peleen por ellas. Hay bendiciones que otro desechó y no valoró, listas para que alguien las tome.
Si deseas entender más sobre esta bendición y no quieres dejar que se pierda nada, revive esta poderosa predicación a continuación:
Si quieres tomarlas, levántate y dile al Señor: “Yo las quiero, que sean para mí”