Quizá te has preguntado: ¿Por qué miles de personas permanecen por horas a las puertas del Avivamiento esperando impacientemente que comience cada reunión? ¿Qué hace Avivamiento, para que vengan miles y hagan fila para entrar? Debes saber que no es un artista, ni un gran predicador, sino que en medio nuestro hay un fuego, bajo el cual los hombres vienen a exponerse, un fuego que debe arder en el corazón de los creyentes, que te lleva a hacer una oración apasionada y hace que tú ardas de amor por Jesús, ese fuego es el Espíritu Santo.
En 1 de Tesalonicenses 5:19 el apóstol Pablo nos dice: “No apaguéis al Espíritu”. Es por eso, que debemos evitar a toda costa darle lugar a la carne y tener especial cuidado con las personas a nuestro alrededor que no entienden el fuego, la fe y la pasión que tenemos por Él, pues el diablo tiene miedo de un creyente que tiene la llama ardiendo en su corazón y buscará a toda costa apagarla.
En nuestro país hemos visto, que los pastores que se metieron a hacer política activamente, sus ministerios se secaron, todos con una buena motivación, pero quizá con una mala inspiración detrás. Uno de los ministerios más grandes de Centroamérica, el más grande de su país, hoy es como un grupo de oración, lo perdió todo. Como creyentes somos absolutamente responsables de ese fuego que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros, y es por eso que no podemos desviarnos, ni salirnos de la misión que como iglesia Jesús nos dio.
En Apocalipsis 2:1-7, el Señor nos advierte, que, si perdemos el primer amor, vamos a perder el fuego, Dios mismo vendrá y lo quitará. Por eso, es necesario conocer 4 cosas que debemos empezar a practicar para avivar ese fuego en nosotros.
1. Comunión con Dios: El Espíritu Santo es quien enciende la llama y la aviva. En Hechos 4:13, la gente notaba que Pedro había estado con Jesús, por el denuedo con el que hablaba, al igual, cuando este fuego venga sobre ti, no vas a poder callar, por causa del fuego que arde en tu corazón, y va a ser notorio a los demás que estuviste con Él, porque ese fuego se enciende en la comunión con Dios.
2. Comunión con los avivados: Hay creyentes que te bajan la fe y te desaniman. Es por eso, que debes rodearte de los que te avivan, que hacen que vuelva a ti la pasión por Jesús, debes rodearte de los de la fe. En Daniel 1:19-20 vemos como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, fueron hallados diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo el reino de Nabucodonosor, ya que ellos estuvieron siempre animándose mutuamente a ser radicales por Dios.
3. Comunión con las Escrituras: La palabra de Dios es la que aviva el corazón de quien la oye. En los días de Esdras el pueblo tenía todas las costumbres religiosas, pero cuando Esdras sube y comienza a leer las Escrituras, todos en Israel lloraban. Es inevitable que al leer la Biblia, el fuego de Dios comience a arder en tu vida. (Leer Nehemías 8:5-9)
4. La adoración: Dios nos creó para adorarlo, y busca que lo adoremos. “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” Juan 4:23. Un adorador siempre va a mantener la llama avivada.
Un tizón solo, se apaga; pero si vas a la fuente donde la llama se enciende, entonces podrás mantener avivado ese fuego en tu interior. Lo único que Dios requiere para enviar ese fuego es un lugar seco, es decir, un corazón sediento. Por eso, queremos cerrar esta enseñanza invitándote a hacer esta oración: “Señor, dame un corazón sediento, al cual Tú puedas saciar; un corazón seco en el cual Tú puedas poner Tu fuego. En el nombre de Jesús. Amen.”