Muchas veces en la vida sentimos que nada tiene sentido, algunas veces porque hemos nacido y crecido en ambientes difíciles, otras veces porque estamos rodeados de tantos problemas, y lo más fácil sería rendirnos y tirar la toalla.

Tal vez alguien te haya dicho que a Dios le gusta enviarnos pruebas difíciles en la vida, o que a Dios le divierte vernos en grandes aprietos, pero debes saber que no es así.

El corazón de Dios está claramente expuesto en la Biblia, 3 Juan 1:2 dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

Si este es el deseo de Dios, tal vez te estás preguntando ¿por qué estoy pasando por este tipo de situaciones en mi vida? Muchos pueden decir que han orado, pero nada ha cambiado en sus vidas, todo sigue igual.

Hoy quiero que vayas a un nuevo nivel en tus oraciones, Jonathan Edwards, el gran avivador del siglo XVIII en los Estados Unidos decía: “muchos tienen luz, pocos tienen calor.” Esto lo decía al observar como muchas personas tienen luz y hacen oraciones elocuentes, pero poco efectivas.

Dios desea que tengamos un cambio en nuestras oraciones, es tiempo de recordar las palabras de Jesús: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” Mateo 11:12

Hay un pasaje en la Biblia que muchas veces pasamos por alto, porque habla de las genealogías durante los primeros ocho capítulos del libro de Crónicas, pero hay un tesoro maravilloso, ahí encontramos la historia de Jabes. Tal vez no lo sepas, pero en la antigüedad cada nombre tenía un significado profético.

Jabes tenía un terrible significado, su mamá le puso este nombre porque este bebé le había causado dolor y tristeza.

¿Te imaginas ir al colegio y que todos tus compañeros te digan que eres alguien que causa tristeza? Por unos segundos ponte en los zapatos de Jabes, él tenía un nombre maldito, estaba condenado a una vida de tristeza, rechazo y menosprecio.

Pero Jabes no aceptó ese pronóstico, así que oró de una forma bastante peculiar, no solo deseó un cambio en su vida, clamó con todas sus fuerzas diciendo:

E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. 1 Crónicas 4:10

A Dios le gusta la gente que hace oraciones temerarias, oraciones intrépidas que no pasan por el filtro de la religión y transforman su historia. No fue una oración normal, él realmente depositó hasta su último aliento en esa oración, puso en ella toda su fe, esperanza, deseo y anhelo. No había duda, sino un ardiente clamor por un cambio definitivo.

Y esas son las oraciones que Dios responde más allá de lo que imaginamos, porque la Biblia nos dice que: “Jabes fue más ilustre que sus hermanos” “Y le otorgó Dios lo que pidió.”

Si hoy pudieras hablar con Jabes él te diría que estaba cansado de ser alguien que causaba dolor, también te diría que Dios sí tiene el poder de cambiar tu historia y lo mejor de todo es que Dios desea hacerlo. Es tiempo de atreverte a orar sin límites, ve mucho más allá y dile a Dios:

¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.