Siendo tan solo una niña de cinco años, Alejandra Reyes llegó al Centro Mundial de Avivamiento donde fue creciendo en medio de maravillas espirituales y a sus 12 años tuvo un encuentro con el Señor que transformó su vida en 180 grados.
Alejandra llegó a este lugar con su padre, quién se había divorciado y en busca de una esperanza llegó a este avivamiento, donde fluyen aguas de vida.
A su corta edad, Alejandra comenzó a asistir a la iglesia infantil ‘Avivakids’, un espacio diseñado por los pastores Ricardo y María Patricia Rodríguez, donde los niños son pastoreados de manera especial y creativa hasta sus ocho años, para luego comenzar a servir en el grupo Army.
Cumplidos los 12 años Alejandra comenzó a inquietarse más por la adoración, ya entendía mejor las prédicas y con mucha curiosidad por entender lo que se podría sentir cuando el Espíritu Santo tocaba a una persona, comenzó a pedirlo insistentemente, hasta que la respuesta llegó con prontitud.
Era una noche especial de celebración para un congreso Mundial de Avivamiento en el año 2013, la atmósfera estaba propicia para que cualquier milagro pudiera suceder, el auditorio estaba totalmente lleno con miles de pastores provenientes de todo el mundo; ella se sentía expectante y le había pedido al Señor le tocara cuatro veces más y estaba en espera de recibir ese toque del Espíritu Santo por primera vez en su vida.
El pastor Ricardo Rodríguez estaba predicando acerca del “paracletos”, palabra que se usaba en la antigüedad para referirse a un abogado, consejero y de esta manera explicar la realidad del Espíritu Santo, quien brinda fortaleza, ayuda, defensa y protección.
Impactada por estas palabras, y en medio de un cántico celestial “Espíritu santo mi mejor amigo”, vino sobre ella un fuego que le invistió de cabeza a pies; fue entonces cuando comenzó a temblar y como si hubiese perdido la noción del tiempo, cayó al suelo.
El padre de Alejandra estaba sorprendido de verle allí siendo tocada por el Señor y quebrantado le agradecía a Dios por haberle permitido ser un abre brechas y sembrar la palabra en aquella pequeña desde edad temprana.
Cuando ella se levantó del suelo, comenzó a experimentar más hambre y sed por Dios y comenzó a buscar al Espíritu Santo hasta hacerse su amiga y ser enseñada por Él.
Actualmente estudia derecho en una de las mejores universidades de Colombia y su mayor deseo es que quienes le rodean conozcan de Jesús, pero no el que muestran las religiones como un Dios estricto que habla de vestirse con faldas largas, “sino de aquel con el que puedes tener una relación personal, aquel Jesús que tiene algo mejor para ti que lo que ofrece el mundo” agregó.
Actualmente hace parte del equipo de traductores, personas apasionadas por el Señor que le sirven en este gran avivamiento y son usados por Dios cada fin de semana para llevar la misma palabra que se recibe al rededor del mundo en diferentes idiomas.