Patricia Amaya era una niña de tan solo 9 años y un día pasando canales en Garzón Huila, conoció el ministerio de los pastores Ricardo y María Patricia Rodríguez a través del “canal uno”, pero ¿qué le pudo impactar a una niña tan pequeña seguir estos programas televisivos por un año?
Miraba fijamente la forma como el pastor Ricardo oraba, le impactaba que clamaba con el corazón, hablaba con Dios de manera sencilla, “era diferente a un rezo tradicional,” -aseguró Patricia-.
Por 12 años no siguió el programa, se vino a vivir a Bogotá y un día pasando canales, se encontró con ABN televisión y recordó que esa emisión televisiva era la misma que seguía de niña, fue entonces cuando sintió un impulso de tomar un taxi e irse para la iglesia.
Cuando venía en el automóvil pensaba “¿será que, si habrá espacio?”; agilizando el paso se apresuró a entrar y al instante sintió algo maravilloso que no puede explicar y al escuchar la palabra se percató que ese mensaje era todo para ella; desde entonces no falta domingos y viernes a la iglesia.
El avance con Dios ha sido acelerado
Patricia venía de tener una vida social activa, muchas reuniones sociales, fiestas que ella misma organizaba, luego convocaba y el hecho de encontrarse con Dios, le produjo un inmenso deseo de dejar esta costumbre; sus amigos la criticaban y para ella al inicio fue incómodo, pero en Dios encontró esa paz que no tenía, a pesar de estar rodeada de mucha gente.
El siguiente paso que dio fue dar por terminada una relación con su pareja, quien le decía que ella estaba demente; sus amigos le preguntaban qué había pasado, mientras Patricia solo pensaba en hacer cambios radicales. A partir de ahí, ella ha sido un testimonio para su casa, amigos y demás. Considera que las pruebas en ocasiones golpean fuerte, pero recuerda que ella ha sido inspiración para los que le rodean y de nuevo recobra fuerzas a través de esa fuente que es Dios, quien le bendice en lo personal, laboral y familiar.
Patricia contó cómo Dios se encargó de demostrarle su amor en su andar con él. Ella tenía un trabajo con una labor de responsabilidad que exigía tener personas bajo supervisión y a su lado una compañera que no le hacía buen ambiente laboral, pues llevaba mucho tiempo en ese cargo y cualquier opinión de Patricia no era tomado de la mejor manera. Para ella, se había convertido en una aflicción y sin imaginarlo, al poco tiempo, su jefe inmediato decidió cancelarle el contrato por motivos políticos.
Fue entonces cuando ella decidió viajar a Garzón Huila para visitar a sus padres, cuando la prueba tocó su casa, pues sus papás y hermana se enfermaron al tiempo y estuvieron hospitalizados; mientras tanto, ella velaba por ellos en medio de la incertidumbre y la desolación, sin entender por qué estaba pasando aquella situación, pensaba que Dios se había olvidado de ella.
Este período duró un mes y al regresar a Bogotá, decidió llamar a su ex jefe para saludarlo y felicitarlo por su cumpleaños; él por su parte le preguntó que, si ya estaba en Bogotá, porque a la empresa ya había llegado su cdp para que fuera a pasar la hoja de vida ; -Patricia sorprendida inmediatamente le dijo- “no señor está equivocado yo no llevé hojas de vida allá, de hecho, no quiero volver al trabajo que tenía antes, mi jefa no quiere que yo esté allá por tema políticos”; por su parte él le respondió que rectificaría y al día siguiente la llamaría.
Efectivamente se comunicó con ella el miércoles y le dijo que la misma persona que le dijo que no debía estar allí por temas políticos es quien acababa de sugerir que ella estuviera de nuevo en el puesto ; entre tanto Patricia se rehusaba, pues no quería trabajar al lado de su excompañera quien le hacía un ambiente laboral difícil ; fue ahí cuando su jefe le dijo: “ no te afanes que esta persona que te quiere de nuevo en el servicio no quiere que estés al lado de esa compañera que te hace mal ambiente, así que ella ya no va estar , te vamos a escoger una nueva trabajadora, aquí están los perfiles y tú misma nos puedes ayudar a escogerla” – agregó su jefe-.
Patricia contó que además le subieron los honorarios por tiempo indefinido.
No solo recibió esta bendición, ahora su familia se está acercando más a Dios y eso es algo que le llena su corazón de regocijo, saber que le sirve a un Dios real.